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Feliz Navidad

La_adoración_de_los_Reyes_Magos_(Rubens,_Prado)

La Adoración de los Magos 1609. Óleo sobre lienzo, 355,5 x 493 cm. Museo Del Prado

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-adoracion-de-los-magos/b6440da1-0c0c-4ead-84b7-f5a017e2fd17

 

Era en Belén y era Noche buena la noche.

Apenas ni la puerta crujiera cuando entrara.

Era una mujer seca, harapienta y oscura

con la frente de arrugas y la espalda curvada.

 

Venía sucia de barro, de polvo de caminos.

La iluminó la luna y no tenía sombra.

Tembló María al verla; la mula no, ni el buey

rumiando paja y heno igual que si tal cosa.

 

Tenía los cabellos largos color ceniza,

color de mucho tiempo, color de viento antiguo;

en sus ojos se abría la primera mirada

y cada paso era tan lento como un siglo.

 

Temió María al verla acercarse a la cuna.

En sus manos de tierra, ¡oh Dios!, ¿qué llevaría?…

Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente

y le ofreció la cosa que llevaba escondida.

 

La Virgen, asombrada, la vio al fin levantarse.

¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!

El Niño la miraba. También la mula. El buey

mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.

 

Era en Belén y era Noche buena la noche.

Apenas ni la puerta crujió cuando se iba.

María al conocerla gritó y la llamó » Madre!»

Eva miró a la Virgen y la llamó «¡Bendita!»

 

¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella!

Afuera aún era pura, dura la nieve y fría.

Dentro, al fin, Dios dormido, sonreía teniendo

entre sus dedos niños la manzana mordida.

 

Antonio Murciano (siglo XX). La Visitadora, en Antología de poesía religiosa, p. 463.

 

Feliz Navidad de parte del equipo de Análisis de Formas